Aún hay muchos murcianos que se sorprenden al descubrir que cerca de donde viven hay un santuario ibérico dedicado a la diosa Deméter, una divinidad griega a la que se le responsabilizaba de las buenas cosechas y de la llegada de la primavera. En el popular y murcianísimo Parque Natural del Valle, tenemos la suerte de poder visitar un santuario ibérico dedicado a dicha divinidad de la agricultura. Sorprende que hace más de 2.000 años se le rindiese culto a una diosa cuya función benefactora para el hombre y el campesino era la misma que se ha atribuido a la Virgen de la Fuensanta, cuyo santuario está apenas a un kilómetro.
El llamado Santuario de la Luz (por encontrarse en las inmediaciones del Eremitorio de La Luz) es un importantísimo santuario ibero (dada la escasez de santuarios iberos que se han encontrado). La distancia que le separa de la ciudad de Murcia es de 6 kilómetros. Fue desenterrado, estudiado y catalogado exhaustiva y magnificamente, en los años 80 y 90, por el Doctor Pedro A. Lillo Carpio, sin embargo, el centro de visitantes, que se encuentra a los pies de la colina donde se eleva el santuario, deja mucho que desear, al margen de 3 piezas arqueológicas expuestas y la maqueta que reconstruye el santuario. Es muy interesante leer la publicación Las Excavaciones del Santuario Ibérico de La Luz en sus diferentes campañas, con dibujos y reconstrucciones del propio Pedro Lillo, que es una obra magna que no ha tenido la difusión que merece.
Se puede acceder al Santuario a través de pasarelas, a lo largo de las cuales hay algunos carteles informativos que identifican los diferentes espacios de este lugar sagrado de la cultura ibérica. La pasarela de acceso sigue en la medida de lo posible el camino entallado en la roca, cual vía procesional o "dromos"; de esta manera, el visitante puede seguir el mismo recorrido que se hacía hace más de 2.000 años durante las celebraciones religiosas. El recorrido termina en una explanada, el "odeón" donde tenían lugar interpretaciones teatrales del drama protagonizado por Deméter y su hija Koré.
En la senda que sube al templo y en las áreas amuralladas a modo de miradores, un poco más abajo de este es posible que se dispusiesen pequeños altares dedicados a diferentes dioses; también se hacían libaciones, sacrificios de animales (se han encontrado huesos entrerrados) y se quemaban perfumes.
El templo mide 6,5 por 4,5 metros y sólo se conservan sus cimientos, de planta rectangular.
El santuario estaba dedicado a la diosa Deméter, como ya hemos dicho; es posible que los iberos adoraran desde antiguo a una divinidad parecida a Deméter, y a ella asociaron al entrar en contacto con los griegos y romanos. Deméter es la diosa del ciclo de las estaciones (invierno-primavera, de la fertilidad de la tierra, muy importante para una sociedad agrícola, ¡tan importante ha sido la agricultura para el valle de Murcia desde hace tantos siglos!
Se enterraron en su momento numerososs exvotos de bronce, algunos fueron descubiertos por frailes que habitaban en el cercano Eremitorio, los cuales al ver sus descomunales sexos, tomaron por demonios y mutiraron. Después de siglos de expolios, algunos de estos exvotos, felizmente, nos han llegado. Estos eran ofrendas de los fieles, y es posible que fueran fundidos en el mismo santuario, pues disponía de sus propios hornos, en la misma colina del santuario. El santuario se financiaba por la venta de estos exvotos a los fgieles que acudían desde los poblados cercanos, como el del Cabecico del Tesoro, situado monte abajo, en la pedanía de La Alberca. Podemos ver estos exvotos en el Museo arqueológico de Murcia, donde también se puede admirar la cabeza de Deméter, la imagen más importante del santuario, la cual, no se sabe porqué fue decapitada y agredida de forma sacrílega sobre finales del siglo II, cuando fue destruido el templo.
Resulta curioso que la devoción de los murcianos de aquel entonces sea tan parecida a la que recibe hoy en día la Virgen de la Fuensanta (a pocos cientos de metros) y con una diferencia de 2.000 años, teniendo en cuenta las analogías entre la Virgen de la Fuensanta y la Deméter adorada en el Santuario de La Luz.
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