domingo, 23 de agosto de 2015

·.·La Dualidad de la Diosa, la muerte y resurrección del grano de trigo·.·


A continuación unos fragmentos de "Demeter y Perséfone" de Anne Baring y Jules Cashford.

Deméter es la madre del trigo, diosa de las doradas cosechas y de la fertilidad de la tierra arada; Perséfone, su hija, es la doncella del trigo, la simiente en la que el trigo, su madre, continuamente renace. Como Inanna, (diosa mesopotámica) a Deméter se la llama "la verde", "la que trae la fruta" y "la que trae las estaciones". Aparece coronada de espigas de trigo o sosteniendo trigo en sus manos, igual que la diosa micénica antes que ella; se inscribe en la tradición milenaria de la diosa neolítica del grano de la vieja Europa, que se sentaba al lado del dios que tenía la hoz para segar los tallos moribundos finalizada la estación. El nombre con el que se designaba la comida era el suyo: "la espelta (trigo salvaje) de Deméter"; y se invovaba su bendición en la siega y en la siembra. Es la que "llena el granero", y en Chipre da nombre a la recogida de la cosecha, damatrizein. Sus fiestas se celebraban al cambiar las estaciones, en primavera y otoño, el tiempo de la muerte y el renacimiento del trigo. En la Illíada, la imagen de Deméter es del color del trigo maduro: cuando... la rubia Deméter separa con el presuroso soplo de los vientos el grano y las granzas. (Homero Illíada, 5, 500-1)
(...) La historia de Deméter es inseparable de la de su hija. A Perséfone se le da a menudo simplemente el nombre de Core, que significa "doncella"; es el femenino de koros, "brote". Madre e hija son llamadas "las dos diosas", o las Demetres, como si Core, el brote, fuera la nueva forma de la planta, la madre. Una inscripción en Delos, al lado de un templo dedicado a Isis, decía: "(Propiedad) de Demeter la eleusina, doncella y mujer". En las pinturas cerámicas donde aparecen las dos juntas, es a menudo difícil encontrar algún rasgo que las distinga, aparte del cabello: largo y suelto para la doncella, recogido alrededor de la cabeza para la madre. En ocasiones Deméter lleva trigo o fruta en las manos, y Perséfone blande flores o antorchas. De hecho, el vínculo entre madre y doncella se imagina tan estrecho, y se concibe de forma tan ideal que su unión sugiere más bien una unión de principios, esto es, una figura con dos apariencias. ¿Es esta figura, entonces, la de la gran y única diosa madre en su forma dual, como madre y doncella? ¿Se trata de la faceta más joven y la menos joven de una única figura, madre de los vivos y de los muertos?

Desde una perspectiva simbólica y narratológica, la doncella, como los hijos de Innana, de Isis, de Afrodita y de Cibeles, es la imagen de lo nuevo -la semilla del trigo, la semilla de la vida- que ha nacido de lo antiguo, que se ha perdido, que se ha llorado, que se ha encontrado y que ha renacido de lo antiguo -la madre- en un ciclo tan continuo como los ciclos de la luna.

(...) Como gran madre de la vida y de la muerte, y concretamente de la agricultura, Deméter contiene en su interior el mundo superior y el inframundo, y su leyenda explora la relación paradójica entre los dos, ya que lo que muere sobre la tierra se adentra bajo la misma para regresar, nuevo, diferente pero a la vez idéntico. En las figuras de Deméter y Perséfone, la diosa única está dividida en los dos aspectos de los superior y lo inferior, lo vivo y lo muerto; aunque, al imaginar estos dos estados, generalmente antagónicos, como madre e hija, no se colocan en polos opuestos, sino que se unen por la raíz. Este hecho es lo que expresa la idea de renacimiento. Como mito de la naturaleza, Perséfone es la semilla que se separa del cuerpo del grano maduro, la madre, cuando tras hundirse bajo tierra regresa en primavera como el nuevo brote. La etimología de su nombre -"la que brilla en la oscuridad"- sugiere que la semilla no muere realmente, sino que continúa viviendo en el inframundo, aunque no pueda ser vista desde la superficie. Quizás esto sea misterio suficiente; sin embargo, la idea de tradición mistérica se refiere al examen explícito de la analogía entre la vida de la vegetación y la vida humana, de tal manera que la verdad de la una se revela, al mismo tiempo, como la verdad de la otra. (...)


Eleusis
El propósito y significado de los Misterios era la iniciación a una visión. "Eleusis" significa "el lugar de la feliz llegada", de donde los campos Eliseos toman su nombre. El término "Misterios" proviene de la palabra muein, que significa "cerrar" tanto ojos como boca. Hace referencia al secreto que rodea las ceremonias, y a la conformidad requerida del iniciado; es decir, se exige que él o ella permita que se le haga algo: de ahí se deduce el significado de "iniciar". La culminación de la ceremonia consistía en la exposición de objetos sagrados en el santuario interno a manos del sumo sacerdote o hierofante -o hierá phaion, "el que hace que los objetos sagrados aparezcan"-. Únicamente se permitía hacer alusiones indirectas acerca de lo que incurría. Entre ellas, la fundamental era simplemente que Deméter hallaba a su hija y se reunía con ella en Eleusis. Sólo los escritores cristianos violaron estas reglas: aunque su testimonio no es objetivo, un escritor gnóstico señala que el punto culminante de la cremonia consistía en la acción de cortar una espiga de trigo en silencio.
Cualquiera podía asistir a los Misterios, siempre que supiera hablar griego y no hubiera derramado sangre, indicándose así la dimensión moral de la fiesta. Los Misterios menores, que se celebraban al final del invierno en el mes de las flores, el Antesterión, eran condición previa para la participación en los Misterios mayores, que se celebraban en otoño. El primer estadio de la iniciación en los Misterios menores era el sacrificio de un cerdo joven, el animal consagrado a Deméter, que sustituía simbólicamente la muerte del propio iniciado. Como en las Tesmoforias (festival de otoño dedicado a Deméter) este rito se ajusta a la variante órfica del mito mencionado por Luciano, que asociaba la muerte del cerdo con el rapto de Perséfone.

El segundo estadio de la iniciación era una ceremonia de purificación en la que al iniciado se le tapaban los ojos con una venda. En ciertos relieves, Heracles aparece llevando velo y sentado sobre la piel de un carnero, siguiendo el ejemplo de Deméter en el himno; se le acerca una antorcha desde abajo, o se sostiene una horca para aventar encima de él. Debía ser una situación aterradora, una prueva de valor del iniciado con el fin de prepararlo para lo que estaba por venir. Las sucesivas etapas de los ritos de iniciación son descritas, de nuevo, a través de alusiones, inteligibles para los ya iniciados, pero no para los profanos. Clemente de Alejandría cita a un iniciado que dijo: "Ayuné, bebí el ciceón, cogí del cesto y, después de probarlo, lo deposité en la canasta y de la canasta al cesto". Lo que estaba oculto en el cesto ha sido objeto de mucha especulación, por parte de los cristianos, acerca de la naturaleza de los genitales, considerados o no de forma simbólica; sin embargo, el escritor griego Teofrasto señala que los instrumentos para moler el trigo se consideraban sagrados, de manera que es posible que estuvieran ocultos en el cesto un mortero y una maja, objetos que se utilizaban para preparar el kykeón, la bebida de cebada.


Los Misterios mayores se celebraban al principio cada cinco años. Más tarde se comenzaron a celebrar anualmente, en otoño; comenzaban el quince del mes de Boedromión y duraban nueve días. Acudían iniciados de todos los rincones del mundo helénico y romano, y se declaraba una tregua entre las ciudades estado griegas durante cuarenta y cinco días, desde el mes anterior hasta el mes siguiente. En la víspera del inicio, se llevaban los objetos sagrados, ohierá, de Deméter en procesión desde Eleusis hasta Atenas. El primer día tenía lugar la convocatoria y preparación de los iniciados, que el segundo día se purificaban en el mar, un rito llamado la "expulsión". El mismo día, los iniciados sacrificaban lechones, probablemente ahogados en el mar. El tercer día parece que se celebraba un sacrificio oficial en nombre de la ciudad de Atenas. El cuarto día, llamado el Asclepia en honor de Asclepio, el dios de la curación, era otro día de purificación. El quinto día (el decimonoveno del mes Boedromión), llamado Yacós, era el día de celebración; tenía lugar una gran procesión desde Atenas hasta Eleusis siguiendo el itinerario sagrado. Se recorrían unos 32 km. Unas sacerdotisas llevaban las hierá en kista cerradas, cofres o cestas, rodeadas por la multitud que bailaba y gritaba extáticamente el nombre de Yaco, cuya estatua, coronada de mirto y llevando una antorcha se llevaba de pie en un carruaje.

Yaco era otro nombre de Dioniso, que, según la leyenda órfica, era el hijo de Perséfone y de Zeus, padre de la misma. Fue concebido una noche en que el dios se le acercó en una caverna subterránea transformado en serpiente. No se trataba de Dioniso, dios del vino y del toro (cuyo equivalente es el cretense Zagreo), dios que es desmembrado pero que vive de nuevo. Era Dioniso como niño de pecho místico, imagen de la renovación perpetua y señal de que los misterios de Eleusis y los de Dioniso se habían fundido en uno.

(...) Imagínese la gran sala de los misterios envuelta en la oscuridad, atestada de gente esperando en silencio. Se vislumbran en la oscuridad siluetas de sacerdotes, que se mueven de aquí a allá llevando parpadeantes antorchas. En el centro de la oscuridad se está representando algún drama secreto. Repentinamente un gong suena como un trueno, el inframundo se abre y desde las profundidades de la tierra aparece Core. Una luz radiante llena la cámara, crecen las llamas de la hoguera, enorme y chisporroteante, y el hierofante canta: "La gran diosa ha dado a luz a un hijo sagrado: Brimo ha parido a Brimós". Entonces, en el silencio profundo, alza en la mano una espiga de trigo.

Ahora es el momento de las celebraciones. Hay cantos y bailes en el patio, se sacrifica un gran toro, y todos rompen su ayuno a la vez. Finalmente, el sacerdote llena dos copas y, alzando una hacia el oeste y otra hacia el este, derrama al suelo lo que contienen. El pueblo, mirando hacia el cielo, grita "¡lluvia!" y, mirando hacia la tierra, grita "¡concibe!":hýe, kýe. Así acaban los Misterios de Eleusis.

"Tres veces benditos son aquellos mortales que han visto estos ritos y penetran así en el Hades: pues sólo para ellos hay vida, para los otros todo es pesar." Son palabras de Sófocles, que desarrolla esta idea en el himno. Y también dice Píndaro: "¡Feliz el que, después de haberlos visto, desciende a la tierra; feliz el que conoce el fin de la vida, y conoce el comienzo que otorgan los dioses!". Es imposible no preguntarse qué veían; ¿acaso apariciones, phantasmata? Cuando Heracles dice, "he visto a Core", ¿quiere decir que vio a una diosa alzarse de debajo de la tierra? ¿O se produjo un crecimiento milagroso y repentino del trigo en otoño, fuera de temporada, que se cortó para obtener la espiga, revelándose así la trascendencia de la ley natural? O quizá la pregunta no es qué vieron, sino cómo lo vieron. El ayuno, beber de una poción especial, la comunión en la oscuridad y la revelación final pueden entenderse también como una preparación para un cambio de mente en el que, sea lo que fuere lo que vieran los participantes, veían con tal intensidad que se unían con lo que veían, trasladándose así a un nivel psíquico totalmente diferente.


Tenemos que preguntarnos, por lo tanto, cómo se hacía posible esta revelación. Es significativo que las dos características principales de la ceremonia religiosa, posiblemente desde el Neolítico, están presentes también en Eleusis; esto es, el matrimonio sagrado y el nacimiento del niño. Harrison escribe que "el rito del matrimonio sagrado y el nacimiento del niño sagrado... eran, creo, el misterio central". Las ceremonias concluían con el matrimonio simbólico de la lluvia celestial con la receptiva tierra, que había de concebir el hijo del grano; pero es posible que se celebrase un matrimonio sagrado, simbólica o literalmente, entre el hierofante y una sacerdotisa antes de que tuviera lugar el regreso de Core (o más bien para traer de vuelta a Core). Clemente de Alejandría hace referencia a la fórmula mediante la que los epoptes se reconocían entre sí, describiéndola como ligeramente distinta de la que se usaba en los Misterios menores. Incluía un pastóso cámara nupcial: "Yo comí en el tambor, bebí en el címbalo, llevé los vasos sagrados, penetré abajo en la cámara nupcial (pastós)". Asterio, obispo de Amasea, al final del siglo V d, C., hace referencia al matrimonio sagrado, como rito culminante de los Misterios, con el horror propio de un cristiano:

¿No se ejecuta el descenso a la oscuridad, la venerada unión del hierofante con la sacerdotisa, de él solo con ella sola? ¿No se apagan las antorchas y no cree la incontable muchedumbre que su salvación reside en lo que ellos hacen en la oscuridad?

Harrison comenta que el matrimonio y el nacimiento eran, efectivamente, los actos rituales culminantes, actos por los que la unión con lo divino, la finalidad de todo ceremonial místico, se consideraban en un primer momento ejecutados realmente, más tarde sólo simbólicamente efectuados... El hombre hace los ritos de los dioses a imagen de su propia conducta humana. Los misterios de estos dioses hechos por el hombre no son sino los eternos misterios de la vida del hombre.

¿Cómo se convertía este "matrimonio" en algo "real" para los iniciados? Ésta es una pregunta tan desconcertante en este contexto como lo sería en el de los "misterios" de cualquier otro ritual religioso; sobre todo porque a los que hacen la pregunta dicho matrimonio los deja, por definición, indiferentes. Hacen preguntas desde el intelecto que sólo pueden ser contestadas por la pasión. Sólo un místico comprende los Misterios.
El matrimonio sagrado, la unión de zoé y bíos, se celebraba en Mesopotamia, Egipto y Creta como un ritual nupcial entre la diosa madre y su hijo-amante. En este contexto este mito fundamental experimenta distintas variaciones porque las figuras de la madre y la doncella constituyen su núcleo. Es posible que Zeus fuese el hijo-amante de la diosa en Creta, donde tanto él como Deméter surgieron, pero ahora es consorte y padre por derecho propio. A pesar de todo, Deméter era indudablemente la madre en Eleusis, y no se menciona en el mito a consorte divino alguno; de manera que es posible que el matrimonio entre el hierofante y la sacerdotisa mantuviese todavía su importancia original: la biós masculina -la vida que comienza y termina, ya sea Zeus o el cretense Yasión- se une con la zoé femenina, el principio atemporal e inmortal de regeneración, simbolizado aquí en Deméter, la madre.


(...) La secuencia de acontecimientos en las celebraciones de los Misterios sugiere que el matrimonio sagrado representado por el hierofante y la sacerdotisa hace posible, en primer lugar, el "nacimiento" de Core del inframundo; y después el nacimiento del niño, Brimós. El nombre Brimo significa "poderoso" o el "iracundo", y evoca la ira de Deméter que acabó finalmente por hacer volver a su hija. Brimo era una diosa del inframundo en Tesalia, al norte. Los nombres Brimo y Brimós sugieren que en la introducción de la agricultura y de los Misterios en Grecia hubo influencia tesalia, y más tarde, tracia, pero no nos cuentan mucho más, aparte de que la madre da a luz a una versión masculina de sí misma. ¿Quienes eran Brimo y Brimós en Eleusis? La respuesta se nos escapa todavía, aunque ha habido distintas sugerencias: o Perséfone dio a luz a Yaco-Dioniso, el dios que eternamente muere y que vive eternamente, o Deméter dio a luz a Pluto. Kerényi considera que Brimo es "fundamentalmente un nombre que designa la reina del reino de los muertos, atribuido a Deméter, Core y Hécate en su calidad de diosa del inframundo". En este caso, el hijo es el espíritu de renovación concebido en el inframundo como testimonio vivo de que en la muerte hay vida, ya sea ésta la "riqueza" de la cosecha, o el "tesoro" del conocimiento intuitivo espiritual. El significado de Pluto y Yaco-Dioniso es aquí el mismo. Sin embargo, es posible que haya un significado adicional implícito en el mismo hecho de suscitar la pregunta. La "gran diosa" no se nombra quizá porque, en el momento de la epifanía, las dos diosas se han convertido en una y, simbólicamente al menos, es esta unión trascendental la que "da a luz" a la nueva visión que es el niño. (...)

Triptolemo
A Triptolemo se le suele representar de pie entre las dos diosas, como si fuera el hijo de ambas. En el relieve de arriba le está entregando a Deméter la espiga de trigo (que se desprendió); detrás de él, a la misma altura que Deméter, está Perséfone con la mano sobre su cabeza, como en señal de bendición. Es frecuente que Deméter lleve el grano y Perséfone las antorchas como si a través de elllas el ciclo continuo de la vida y la muerte rodease al joven. Pero ¿quien era Triptolemo? ¿Es una versión humana del divino niño Yaco o Pluto? ¿Puede desprenderse de la disposición de las figuras -Perséfone está detrás de él y Deméter delante- que ha vuelto a la vida desde la muerte?

En el himno homérico, Triptolemo se menciona como uno de los cuatro legisladores de Eleusis, e historicamente era el rey local. Harrison añade que "puede que se le representase joven para equipararle con el niño Yaco, una imagen rival y complementaria". Normalmente aparece conduciendo un carro tirado por dos grandes serpientes, a veces aladas; también son serpientes las que acompañan a Deméter en otras imágenes. Viajó por toda la tierra sobre este carro, enseñando a las gentes el arte de la agricultura y probablemente también el significado de los Misterios. Algunas veces lo acompaña Hermes, como para indicar que podía ir y venir entre los reinos de la vida y la muerte. En ocasiones se representa a Dioniso en el reverso del vaso, sugiriéndose una relación entre Triptolemo y Yaco. Kerényi señala que "es posible que Triptolemo fuese también un nombre que designara al hombre primordial, ya que hay una genealogía que lo presenta como hijo de Océano y Gea, la tierra. Esto transformaría la historia en un mito de creación del origen de la humanidad. Su nombre puede significar "triple guerrero"; dicho significado se aproxima al de Demofonte, el bebe de corta edad al que Deméter colocó en el fuego, cuyo nombre significa "el que mata al pueblo"; posiblemente los dos estén intrisicamente relacionados o quizá llegaron a ser identificados con el tiempo. Existe una tradición que afirma que la diosa era su niñera; según otra, él era el amante de Deméter bajo el nombre de Yasión, puesto que el significado de su nombre también puede designar tres veces arado.


Nos hallamos, por lo tanto, ante una increible confusión de papeles y significados; todos vinculan a Triptolemo con la diosa, y lo describen como algo más que un mero héroe local que, casualmente, era uno de los cuatro reyes de Eleusis cuando Deméter pasó por ahí. Desde otra perspectiva, Triptolemo se inserta en la tradición de los hijos amantes de la diosa, como Osiris, que enseñó la agricultura y las artes de la civilización a la humanidad, igual que Dioniso enseño el arte de transformar la uva en vino. Kerényi concluye que "no hay duda de que el mito de Triptolemo se remonta a una época muy arcaica, precediendo la existencia del himno homérico". A veces Triptolemo descansa entre sus dos serpientes como un rey, y su figura es similar a la de Dioniso o Yaco. A veces representa el principio generador de la vida, igual que el eje del caduceo, como si antaño hubiese sido el hijo de Deméter y Perséfone y ahora fuese el amante, articulando el don del conocimiento de la vida y de la muerte.

La espiga de trigo
Eurípides, en su obra Hipsípila, hace que un personaje reaccione ante la muerte de un niño mediante una imagen del grano: "Uno entierra niños, tiene nuevos niños, muere uno mismo; esto los hombres lo soportan mal, llevando tierra a la tierra. Pero es necesario recolectar la vida como una espiga de trigo cargada de frutos, y que uno sea y el otro no".
Aunque se representan necesariamente como sucesos separados, podríamos decir que el nacimiento del niño y la epifanía de la espiga de trigo expresan el mismo significado simbólico. 


La fuente principal que lo demuestra es el autor anónimo de los Philosophoúmena, del siglo III a. C., que habla de los atenienses que iniciaban a las gentes en Eleusis y que enseñaban a los iniciados "el más completo, epóptico, poderoso y maravilloso misterio: una espiga de trigo segada en silencio solemne". De manera significativa, inmediatamente antes, el autor señala que los frigios creen que dios "es una espiga de trigo fresca recién cogida", añadiendo que los frigios también consideraban el "trigo cortado" como misterio. Junto con los festivales de muerte y resurrección de Adonis, esto se inserta dentro de la tradición larga y continua del misterio del trigo. Se encuentran espigas de trigo en la arquitectura de Eleusis y en los pequeños propileos; de hecho, la espiga de trigo fue el emblema de Eleusis, como lo fue, en menor grado, el cerdo. Es imposible no pensar en Osiris, de cuyo cuerpo postrado surgieron brotes de trigo, sobre todo si se tiene en cuenta la ceremonia paralela en ambas tradiciones, en la que tanto Osiris como Core son convocados desde el inframundo por el mismo golpe de gong. Osiris era identificado con el trigo, y en el templo de File reposa en un sarcófago del que se alzan espigas de trigo paralelas, regadas por un sacerdote, con una inscripción que dice "ésta es la forma de lo innombrable, secreto Osiris que se apresura hacia arriba".

El trigo cortado es como el árbol cortado en Creta y Roma, la imagen de lo que muere cada día y, sin embargo, revive. Como Osiris, Atis y Adonis, y como Perséfone, la hija, la siega del trigo no significaba la muerte de lo que hacía crecer al trigo; de hecho, la paradoja del trigo cortado es que es su muerte la que trae de vuelta la vida. En el Ática se sembraba maíz sobre las tumbas; Cicerón explica que esto sucedía "para que la tierra, purificada por esta semilla, pudiera ser devuelta a los vivos".

¿Qué veían, entonces, los iniciados en la espiga de trigo? Cuando el hierofante la cortaba y la alzaba en silencio, es indudable que lo que estaba exhibiendo era el receptáculo transparente de una verdad esencial de la vida humana. En los términos que hemos intentado establecer hasta ahora, ¿no es posible que los iniciados tuviesen una visión de bíos unido con zoé, en la que la vida individual y la fuente de toda vida se funden en una sola realidad? Normalmente el trigo cortado se considera algo que se ha terminado, que está a punto de morir y de no ser nada, como bíos separado de zoé: se trata de una imagen de muerte, tal y como se la concibe generalmente. Pero quizá los mitos percibían, en una visión, el trigo cortado como imagen debíos y zoé juntos, de la muerte y de la vida eterna fundidos en una unidad. De esta manera, una sencilla ceremonia agrícola se convierte en un símbolo del destino humano.

Este simbolismo es muy conocido entre nosotros por la tradición cristiana, cuyos rituales culminan también en la ofrenda de una oblea de trigo. Jesús dijo:

En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él sólo; pero si muere, da mucho fruto. 
El que ama su vida, así la pierde; y el que odia su vida en este mundo la guardará para una vida eterna (Jn 12, 24-25).





sábado, 22 de agosto de 2015

·.·Oh Sinnora Agricolar·.·




Oh Deméter, Oh Diosa e Murcia,
Oh Maëre d’er terraje, 
d’er aigua y e lus murcianos. 
Oh Diosa d’er Santuario e Juebo, 
Oh Sinnora e la Piritosa Flama. 
Oh Sinnora Agricolar,
Llo t’envoco, a ti y a tu cría, 
a Las Dos Diosas 
d’Aqueste güestro Roal Murciano.

Llo las envoco, 
sinnoras e la Vía y d’er Espiche, 
d’er Jrano y e la Pranta, 
d’er Remor y d’er Alegror, 
e lu Escuro y lu Clariano, 
e la Güerta, d’er Caëzo y d’er Campo, 
e la Luna y las Astrellas, 
las pidio qu’esfiséis aquesta Ciremonia 
y Ascuchéis mis parablos.

Naïca he minchao, 
na mais que pan y noeces 
y agora llo he pipao er Quequeón,  
lu he arripiao d’er Capazo, 
he trejinao y lu he aëjao, 
e noeguón, n’er Capazo, 
y d’allí, n’er Ansón.






Sa Ajraciao aquese
d’entre lus murcianos
que sopia er Terraje
vive con la Sapienza
d’estar Privaïco e Vusotras,
poique enseguiïca
ancuentra en su Barraca,
pa qu’en su su quiasa s’amposte
lu que ä e Minchar
a Hom·mes y Mujeras.
Ärnos, po, la Llovía justiquia
pa qui non l’espichen
lus Jopos e la Güerta,
y, endemás, la Juerza Nesezaria 
pa mantiner con vía Noestras Treïciones,
Noestra Llengua Murciana
y Noestra Sajrá Güerta. 

Asina, tamién, 
lumínanos la Carruchera 
que nusotros, l’Enza Negra,  
ëbemos pernear 
hista aciguatar er Jran Repalpiceo 
perdúo en l’antiguona Eleusis greca. 
Är a un Serviör er Magín justiquio 
y asina puëre prieparar mi encarruchamento 
a una Noeguona Epopteia 
en tu Caëzo Umbrío.





Asina Llo riezo a las Dos:
Oh Deméter, 
Maëre d’er Ilis y d’Aqueste Roal,  
e Jampona Jrenna y duro pernear,  
d’Aquesta Moa tresmuas Presona pur Cadavre, 
e Cadavre pur Presona.


Oh Diosa que perneas pur er Cenajo, 
quala Conocencia nesecitamos 
Hom·mes y Mujeras.  
Sinnora Agricolar y e las Aiguas Murcias,  
qualos Jopos borran en noestro Roal, 
Llo, Crío d’er Ray Lobo, 
la pidio me mente n’Aquesta Ciremonia 
a trespunche e su Sapienza, 
pa su Esturrie y su Escarculle.





Oh Diosas,  
lus murcianos nesecitamos 
golver a rindiros er Rispeto 
y Curto antiguón 
en su Verdaëra Jorma y Jondo.
Asina Llo las charro:  
¿Quiéne puëra, oh Diolas, 
tiner la Jelera y la Juerza 
p’aligenciar la detenencia e l’incurtura, 
pa qui Noestras Treïciones, 
Noestra Llengua y Noestro Curto 
non ësaparezcan? 
¿Quandi golverán lus güertanos murcianos 
a asprefollar sopia lu que raalmente son? 
¡Ärnos Juerza p’hacel·lo, Diosas!





Hi asina me Gobernáis 
la Conocencia Nesezaria 
pa sieguir la Carruchera a Eleusis,  
aprometo Esturriar y Escarcullar 
cá uno e lus cuescos 
e la Sajrá Ferea ar Caëzo Umbrío,  
premurgar er Curto a Güestras Deviniäs 
a tuïquio er Puel·lo Murciano,  
y, a su fez, ensinnar 
lu que Llo Aprienda d’Ostés 
a Quiene tienga la Verdaëra Enza Negra d’Inciarse en la Carruchera 
a Eleusis.





“Paloma Enjabegá 
païce er Santuario, 
qu’a la Bajá ar pisote, 
Piritosa con su lud, 
aëjó tendía d’un ala 
en cá campanario, 
y arzó en su jampona jrente 
la sinnale d’Aquesta Vega. 


N’Aqueste casto Reorso, 
n’Aquesta ermita santa 
que con Enza arripian lus inciaos,  
Tu Sajrá Conocencia, 
está l’Ajraciá Maëre, 
amoteá como Deméter, 
tendien·no ar fértil valle
su manto proteutor. 
¡Privaüra e la Diosa e Murcia! 
Quiene púo en tus Artares, 
hincao e ruïllas, 
Rendilte Aöración, 
que andurrie po er Terraje, 
que flote po la Mareja,
 lla tié po Consolancia 
su Boniquia Ëvoción.” 


Asina Llo agora las Ufrendo 
aquestos jrutos e la Güerta, 
como sémbulo e Güestra Sapencia.  
¡Aceutal·los y rigocijaos! 
y aluego qui s’haga Güestro Sajrao Volunto. 

¡Güestra Enza Negra!





·.·Deméter, la Maëre e Noestro Roal Murciano·.·


Aquí les dejo el relato de Deméter y su culto eleusino narrado desde una perspectiva típicamente 'güertana' y escrito en Llengua Murciana.
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La Maëre d'er Roal, la diola agricolar qui traspunchó su sapencia a lus hom·mes y mujeras pa qui escarcullaran y proüjeran pur hí mesmos lus jrutos. Munchos jueron lus motes e Deméter: Juensanta pa lus crestianos, Deméter pa lus antannones grecos. Poique tie la facurtá e domennar er duro terraje y tresmuarlo en fértil güerta es tamién la diola e la sapencia, la conocencia y l'aberrunte.

La diosa Deméter es muncho apreciá n'er roal murciano y en Origüela. Lus crestianos l'amotearon Juensanta po la juente qui s'amposta mu cierquiquia e su Santuario, allá n'er Caëzo Umbrío. Ella es maëre e las aiguas qui cerculan abajote d'er pisote, e las juentes, e lus cenajos, y tamién e lus rios e noestro terraje, como er Segura (ó Táder, amoteao asina pur lus romanos). Deméter es tamién la diosa Anat e lus cananeos, e Ugarit, e lus semitas d'er norte, quiene tienía un jran caletre n'er reolde e la vía e Zeus/Baal, er dios cananeo prencipal, sinnor e la llovia, en su moerte y risurrerción. Asín pue, la Virgen Anat era pa lus cananeos la maëre e las juentes (su nom·me sirnifica 'juente') y la Raina d'er Chielo, justiquiamente como noestra Virgen de agora.

Lus iberos lla l'adoraron n'er mesmo Caëzo Umbrío, e naïca e distancia e lu qu'agora es su Santuario “crestiano”. Pur influgio e la curtura greca, lus iberos, allá pur er sieglo IV (enantes e Cresto) ampostaron su Santuario e la Lud y lu mentaron a la diola agricolar Deméter. Quandi allegaron lus romanos a Apanna, er Santuario jue re-erdificao, y d'aquesta epóca son las escombreras qui nus puëmos ancontrar agora.

A Demeter sa li ripriesenta bien paraíca y encimiquia d'una media luna, con rostrillo (en jorma e Sol) alreör e la cara y coroná po otra media luna, qui son lus coernos e Zeus/Baal. Está festía con zagalejo, senaguas, túnica y un jloreao manto. Aëtras asoma su escura y rizá caëllera. N'una mano sostié un bastón e mando (dao su rango melitar e Generala, diosa e la gerra) y en l'otra está ampostaïco su hijo Yaco (Dionios).

Deméter era la maëre e Koré y su hestoria la rilataremos e contino, lus grecos l'amotearon Kôre y lus romanos Perséfone. S'hestoria ïo jorma ar Curto qui dimpués lus grecos le trebutaron n'Eleusis, una perranía greca, ampostá n'un caëzo mu cierquiquia e la zudiá d'Atenas. En las seguientes línias rilataremos lu qu'ocurrió con Koré, esfisando s'hestoria dinde noestro punto d'esfise murciano.

Una jorná qui Koré cojía jlores e lus jopos e la vega, Hades (er dios d'er espiche), privaïco e la jampona zagala, l'arripió encontra e su volunto y s'allevó a la probe a lus Infien·nos. En naïca, su maëre l'hacía e menos, y cá fez con mais azogue, comencipió a biscarla pur tuïquio er terraje, endurante noeve noches y noeve jornás, con una tea en cá mano. Como naide l'aryudaba, y esfisando l'acorá qu'estaba, Helios, qui tuïquio l'esfisa endurante la jorná, l'ició a Deméter n'ande estaba Koré. Zeus/Baal l'habiá äo en mariaje a su hermano Hades sin icil·le naïca a Deméter,

Ar sabel·lo, la diosa, arrufaldá aëjó abentestate tuïquia la conojencia con qu'escarcullaba a hom·mes y mujeras pa qui trebajasen er terraje. Aëmás, sin su dorce plática er terraje murciano non s'en·noviaba e la llovia e Zeus/Baal, po lu qualo, non borró dengún jopo en tuïquio er roal y presonas y alimales l'espichaban pur er jalufo.

Afiejá como una agüeliquia, Deméter su jue e la vega y s'enchentó a un caëzo, y quandi estaba sentá cierca e una juente, veslumbró a un monnaco renchío e mieö qui s'habiá perdúo. Apená, y ricordando a su cría, Deméter afrazó ar menino y lu ïo e minchar y pipar ambrosía, pa asina tresmual·lo en dios. Conticoneso, la diola hició una probatura y aguachó ar mocetico en la juente. 

Intremientre haciá aqueso, apaëcieron lus paëres d'er monnaco, qu'andurriaban pur tó er cejo biscándola, y qu'ar esfisar a una fieja aguachando ar crío en la juente, lus paëres jipiaron acanguelaos.
Deméter, enfarrunchá, aëjó respairar ar nnaco, mais aquesa anque habiá trajao muncha aigua non paecía naïca mareá y su reyía er mu nano. Antonces, Deméter tresmuó s'aspeuto e fieja y s'aëjo fer como diosa y platicó a lus güertanos repriendiéndoles s'irnorancia y vesanía, y lus esigió qui l'alevantaran un santuario n'aquese mesmo llugar, pa riendil·le curto y asina riconfortal·la pur habel·la interrumpío en su devino y milaclero trejino, lu qualo aëjo ar crío sin sar tresmuá en dios. Y d'aquesta moa tuö su nacencia er curto a Deméter en su Santuario ampostao n'er Caëzo, quala hestoria es igualiquia tanto n'Eulesis con Deméter como en Murcia con la Juensanta.

Sin la plática e la sapia Deméter, l'abambá Murcia non s'en·noviaría d'er aigua e llovia qui proüjía Zeus/Baal, y er terraje d'er roal murciano s'espiazaba pur la sequeá, espelachando e jalufa a presonas y alimales, sin naïca e jamar. Erdificao er Santuario a Deméter, la jente enjalufá s'enchantaba ar caëzo a riezar retagilas a Deméter y bajaba a la vega s'estauta en rumería pa qui golviesen a borrar prantas qui proüjiesen jrutos y güertalizas con lus qui minchar y non espichal·la lla mais. Enteraïcos ar ascuchar lus riezos, lus endemás dioles d'er chielo y d'er terraje, charraron a Hades pa qu'aëjara llibre a Koré y aquesa golviese con su maëre, mais Hades lla habiá äo e minchar cinco jranos e graná a la nnaca, y quiene jale ná mais qui un soliquio jrano enjamás s'aescaparía d'er infien·no.

Asina, jueron a fer a Zeus/Baal y lu pidieron s'ayuä. Er intelete y risuerto Zeus/Baal piensó n'una risuelta. Asina, icidió qui Koré saría endurante cinco meses l'asposa y raina e lus Infien·nos (po lus cinco jranos minchaos) y lus meses qui li sieguían dimpués, Koré golvería con su maëre. D'aquesta jorma tuïquios queärían conreaos: Deméter y Koré vevirían juntiquias n'er Caëzo Umbrío endurante la verna y er vernao, en lus qualos er terraje proüjiría anorres jrutos y güertalizas, jracias a las descargás e Zeus/Baal, er naceëro e Murcia y las liciones qui Demo tresmitía a lus hom·mes y mujeras pa qui trebajasen er roal. Pasao aquesas epócas e la guierba, Koré golvería a bajar a lus Infien·nos, n'ande estariá rainando juntiquia a Hades endurante l'otonno y l'invien·no.

Tuïquios aceutaron y anque a Deméter l'afeutaba muncho qui su mocetica su juera lenjos d'ella endurante cinco meses, quandi fartaban soliquio dos meses pa su golvía, ilusioná, llienaba la güerta e Murcia e jampones naranjos y limoneros, con lus qui usequiaba a su zagala quandi aquesta riton·naba. Y asina, dimpués e milentás e sieglos, aëntabía la güerta nus ä jran cantidá e naranjas y limones en toa la plana d'er invien·no.


·.·CURTO A DEMÉTER: LUS “MESTERIOS UMBRÍOS D'ELEUSIS”·.·

En quanti s'erdificó er Santuario e Deméter, numberosos eremitas s'encarramparon po las coevas qu'hay alreör d'aqueste tiemplo, y en su solitú riezaban a Deméter y a lus dioses pa qui golviera la verna y sus jrutos.

Jue aquí n'ande, po l'enza e Deméter, comencipió a cirebrarse er curto e lus “Mesterios Umbríos d'Eleusis”, po lus qualos la jran diosa Deméter tresmite sicretamente su conocencia e las jaenas agricolares a unos poquiquios güertanos, qu'esturrian y y escarcullan tan jampones y sapios palabros, pa urtilizal·los mu endecuadamente en lus laboros d'er campo.

Pa riecibir aquestos sajraos conocemientos hace farta conojer y platicar perfeutamente la llengua murciana, en cualsichiera e sus varieäs. Asina qui cualsichier presona qui sacrafique munchas jornás n'esturriar, escarcullar y apriender a platicar la verdaëra llengua e Murcia, gorvidándose e lus munchos lurios qui la disprecian, es mereceör e riecibir e la jran diosa Deméter, en premiera presona y en prefeuto sicreto, qui non ëbe espampinar enjamás e lus jamases, la Sajrá Plática d'er Cejo Umbrío.
Lus “Mesterios Umbríos d'Eleusis” s'espiazan en: Mesterios Menúos, Jrandes Mesterios y Esperencia Umbría. Lus dos úrtimos piazos son e carauter sicreto.


Mesterios Menúos

Se cirebran ar comencipio e la verna, dannover n'er mes d'abrir. Se baja en romería a la diosa en su mesmo trono, dinde su Santuario hista la Zudiá. Sempre s'hace aquesto un joeves en la tarde, epositando a la diola en la Catreäl e la Zudiá. Quandi se l'adeja n'er tiemplo catreälicio, Deméter toma a la diosa Venus/Murcia, d'aquesta moa su tresmua en Deméter Murcia, poique Deméter con su sapencia curtiva a Murcia (er terraje). Asina, s'amposta la sajrá estauta e Deméter n'er mesmo llugar n'ande su moestra la e Murcia: n'er Camarín d'er Artar Jrande ó Cella. Conticoneso, la e Murcia s'aëja aëtrás e la e Deméter, sinconeso pueän ferla lus creyentes, mesclijándose Deméter y Murcia.

Tuïquias las jornás qui Deméter está en la Zudiá, qui son trace jornás, se ripriesenta l'hestoria e Deméter y su mociquia Koré, y se pidie a Deméter qui goelva a intreceder entre Zeus/Baal y Murcia. Er premier martes e las trace jornás, s'oficia una ciremonia en la plaza e la Catreäl presiïda pur l'Aëlantao e Murcia y sus perráneos, utoridaës e la Zudiá.

Dimpués s'alleva en proseción l'estauta e Deméter pur las carreras d'alreör. Aquesta proseción está jormá pur lus asperantes a sar iniciaos en lus “Mesterios Umbríos”, tuïquios lus qualos ëben andurriar encapuchaos y compannaos po sus mayorajos. Li siegue er trono con l'estauta e Deméter, allevá pur encapuchaos ya iniciaos n'otras guierbas (lus camareros). Dimpués pernean l'Aëlantao y sus perráneos, y aëtrás d'aquesos una garba e tambores, tamién encapuchaos. N'úrtimo llugar, arrematan·no, proseciona tuïquia la jente qui quieä salir. Tuïquios ëben allevar en las manos ramales e mirto.

Quandi tremina la proseción, comencipia la jran taina murciana: Er Zorroclocos e la Güerta, n'ande su vive con muncho alegror er treunfo e la vera y l'espumeo e prantas y árgoles qui än anorres jrutos y güertalizas e las qualas minchar, aëmás d'er vino qui su proüje pa pipar.

Endurante las seguientes jornás tien llugar en tuïquia la Zudiá numberosos autos con muncha taina po habier entrao la verna, y treminando aquestos zorroclocos er Sábaö, con sacraficios e ritos a Zeus/Baal, n'er cerro e Montagú, y con er retestine e la Sardina, ensobre er Poente Fiejo y ante er Tiemplo e Festa. Lla en Martes, la golvía e Demo hista su Santuario pone l'arremate a lus Mesterio Menúos ó Zorroclocos e Verna.


Jrandes Mesterios

Tien llugar en setiembre, justiquio enantes d'er comencipio d'er otonno. Igualiquio qu'en abrir, su baja a Deméter un joeves, enchentá en su trono y companná pur sus fieligreses, encarruchando la rumería hista la Catreäl, n'ande sará ampostá en la Cella e Murcia, tresmuan·nose otra fez en Deméter y Murcia po las trace jornás qu'estará en la Zudiá. Li sieguirán a su bajá numberosas ciremonias n'er Tiemplo Catreäl, sacraficios y ufrendas jlorales.

Er premier sábaö parte d'er Tiemplo la proseción e lus aspirantes a sar iniciaos en lus “Mesterios Umbríos d'Eleusis”, qui portan ramales e mirto y machinetes, compannaos pur sus mayorajos qu'allevan lechones pa sar sacraficaos n'una ciremonia a poerta cerrá en la mesma Catreäl. Soliquiamente lus mayorajos y lus aspirantes puën participiar.

Er martes, l'aëlantao e Murcia y sus perráneos priesiden y ufrecen er Jran Sacraficio, espelachan·no en l'arenal e la Catreäl munchos borregos pa piedil·le a Deméter qu'intreceda ante Baal pa qui ëscargue l'aigua e sus nublos, enantes e qui Deméter comencipie su repantingue inven·nal.

Er joeves seguiente, su prisentan en la Catreäl, ante Deméter, a lus asperantes qui sarán iniciaos a la anná seguiente, y lus mayorajos conferman a lus qu'iniciarán la carruchera méstica hacia la Esperencia Umbría en mu poquiquias jornás.

Er Sábaö se sacrafican toros n'honor a Zeus/Baal, ensobre un artar espontao en la farda e Montagú.

Er Lones, en la noche, dimpués d'otra ciremonia en la Catreäl e carauter uficial, con l'Aëlantao y sus perráneos, su vela, endurante tuïquia la noche, a Deméter en la Catreäl, ya ampostaíca en su trono pa qui a la jorná seguiente sea enchentá a su barraca. Lus portones e la Catreäl se queän abríos pa qui tuiquias las presonas qui quieän, pueän filar a su diosa y compannarla hista l'alba con múrsica, jotas y lisloteos güertanos, mantieniendo l'ayuno, y lus qu'asperan a inicialse n'er curto méstico a Deméter ëben hacier joramentos sicretos a la diola.

A l'albá, er repiqueteo e las campanas e la Catreäl zurrian la ciremonia d'espedía a la diola, qui s'allevan a su Santuario n'er Caëzo, ese mesmo martes. Aquesta es l'enchentá mais munchitudinaria e tuïquias, po en la plaza e la Catreäl s'arrejuntan munchos murcianicos y murcianicas pa är coba y compannar a su diosa hista su barraca cejana. Er qu'ascribe aquesto non es pericuelo ar mentar qu'avisibla una munchá esfisar a tanto presonal asperando a su diola allí ajuera mentres zurrien las campanas y er trono con Deméter Murcia traspuncha er Portón Jrande d'er Tiemplo.

La rumería, es igualica a la qui s'hace n'Abrir. Lus aspirantes confermaos a sar iniciaos van compannaos po sus mayorajos, tuïquios armaos con ramales e mirto en cá mano, y capuchas en sus caëzas. Les siegue er trono con la diola, portá po encapuchaos camareros, y desieguios po las utoridades ceviles: l'Aëlantao y lus perráneos.

La múrsica ciremonial companna a lus fieligreses y para e zurrir quandi la rumería allega ar Poente Fiejo e la Zudiá y unos enmascaraos insurtan a las utoridades. Aquesto es esfisao po lus aspirantes a sar iniciaos a la anná seguiente mentres s'arremojan n'er rio y salúan a la diosa con ramales e mirto.

En l'ancharie e tuïquia la carruchera, er trono e Deméter para su andurrie pa qui otras diosas murcianas, ampostaïcas en sus tiemplos, pueän salual·la; Aëlante d'er Tiemplo d'er Carmen, anorres jlores cayen ensobre la caëza y las jrennas e la jampona Deméter.

Asina, dimpués e una munchá e horas, trespunchando er paisaje e la güerta, la rumería allega ar Caëzo ande está ampostaíco er Santuario, ar qualo s'enchenta atrafés d'empinás coestas. Conticoneso, ar entrar ar tiemplo, er trono es dimpositao en la cella y s'uficia una ciremonia, qui quandi tremina, es sieguía d'er sacraficio e borregos en la planicie d'ajera d'er Santuario, y er presonal qui ha compannao hista allí a Deméter s'amposta en cualsichier llugar d'er caëzo, espampinando l'ayuno y minchando lus borregos asaos a la lumbre. Dimpués e jalar, pipar, echalse una dormía ebajo un olivo y lislotear arguna jotiquia, la jente güelve a la vega, a sus barracas en la güerta.


Esperencia Umbría e l'Enza Negra

Enantes qu'escurezca, quandi l'haces e lud son mais piritosos, lus aspirantes confirmaos a sar iniciaos en la Esperencia Umbría ëben pernear, compannaos po sus mayorajos, hista un artar ampostao cierquiquia d'er Santuario y en l'alzarie d'un esponte, encimiquia d'una trespuesta. Ensobre l'artar tien qu'estar dimpuestos lus seguientes ojetos sajraos: a) un busto e Deméter, b) una fiquriquia nana d'er dios Zeus/Baal (su hermano y asposo), c) dos ramales e olivo o mirto, d) un copón e vino (pa libaciones) y e) tras velas colorás (n'honor a Zeus/Baal, Deméter y Venus/Murcia).

L'aspirante tie qu'estar en solitú, y junto a l'artar y con lus frazos en jorma d'envión, quandi platique lu que desigue:

“Oh Deméter Murcia, Maëre e l'Ilis y d'aqueste roal. E jampona jrenna y güen pernear. D'aquesta moa tresmuas presona po cadavre, e cadavre po persona. Oh Diosa qui perneas po'er cenajo, quala concencia nesecitamos hom·mes y mujeras. Sinnora agricolar y e las aiguas murcias, qualos jopos borran en noestro roal. Llo, crío d'er Ray Lobo, ti pedio me mentes n'esta Esperencia Umbría e l'Enza Negra a trespunche e tu sapencia, pa s'esturrie y s'escarculle”.

A contino, l'aspirante coje er busto e Deméter y l'arza ar chielo, dimpués er copón, echan·no un poquiquio e su contenío ar naturo. Dimpués, afrazao a su mayorajo, pernea hista l'interior d'er Santuario.

La Ciremonia qui contina aëntro d'er Santuario es l'arto e mais caletre e l'Esperencia Umbría e l'Enza Negra, y non puë sar rilatao n'aqueste escrebío, po su caraiter sicreto. Cualsichiera qui ëa iniciao enjamas puë rilatat·le a naide, non iniciao n'estos mesterios umbríos, lo qui se fila y se vive en l'escuridá d'er Santuario.

Las fisiones y asperencias qu'allí se suceën son er jran sicreto sajrao e l'Esperencia. Soliquiamente puëmos icir qui lu qu'allí tie ocurrencia tie rilación con l'ascuchá e la foz verdaëra y la lud piritosa e lus dioses d'er Caëzo, d'er naturo y e lus chielos; y que la conocencia arquiría es una munchá e vertú, qui fale pa veslumbrar aqueste mundo con un esfise anorre clariano, aëjao abentestate quandi andurriamos desperolaos po aqueste corrental e pesaömbres.

- Ascrebío po Magius -




·.· El Santuario 'Eleusino' de La Luz, en Murcia ·.·


Aún hay muchos murcianos que se sorprenden al descubrir que cerca de donde viven hay un santuario ibérico dedicado a la diosa Deméter, una divinidad griega a la que se le responsabilizaba de las buenas cosechas y de la llegada de la primavera. En el popular y murcianísimo Parque Natural del Valle, tenemos la suerte de poder visitar un santuario ibérico dedicado a dicha divinidad de la agricultura. Sorprende que hace más de 2.000 años se le rindiese culto a una diosa cuya función benefactora para el hombre y el campesino era la misma que se ha atribuido a la Virgen de la Fuensanta, cuyo santuario está apenas a un kilómetro.



El llamado Santuario de la Luz (por encontrarse en las inmediaciones del Eremitorio de La Luz) es un importantísimo santuario ibero (dada la escasez de santuarios iberos que se han encontrado). La distancia que le separa de la ciudad de Murcia es de 6 kilómetros. Fue desenterrado, estudiado y catalogado exhaustiva y magnificamente, en los años 80 y 90, por el Doctor Pedro A. Lillo Carpio, sin embargo, el centro de visitantes, que se encuentra a los pies de la colina donde se eleva el santuario, deja mucho que desear, al margen de 3 piezas arqueológicas expuestas y la maqueta que reconstruye el santuario. Es muy interesante leer la publicación Las Excavaciones del Santuario Ibérico de La Luz en sus diferentes campañas, con dibujos y reconstrucciones del propio Pedro Lillo, que es una obra magna que no ha tenido la difusión que merece.


Se puede acceder al Santuario a través de pasarelas, a lo largo de las cuales hay algunos carteles informativos que identifican los diferentes espacios de este lugar sagrado de la cultura ibérica. La pasarela de acceso sigue en la medida de lo posible el camino entallado en la roca, cual vía procesional o "dromos"; de esta manera, el visitante puede seguir el mismo recorrido que se hacía hace más de 2.000 años durante las celebraciones religiosas. El recorrido termina en una explanada, el "odeón" donde tenían lugar interpretaciones teatrales del drama protagonizado por Deméter y su hija Koré.


Junto al camino y muy cerca del templo hay una gran bañera excavada en la roca para usos rituales donde eran purificados los fieles y de los animales que iban a ser sacrificados. Los iberos convirtieron el lugar en santuario por haber en aquel tiempo una cueva debajo del templo que hoy en día está derrumbada.
En la senda que sube al templo y en las áreas amuralladas a modo de miradores,  un poco más abajo de este es posible que se dispusiesen pequeños altares dedicados a diferentes dioses; también se hacían libaciones, sacrificios de animales (se han encontrado huesos entrerrados) y se quemaban perfumes.
El templo mide 6,5 por 4,5 metros y sólo se conservan sus cimientos, de planta rectangular.


El santuario estaba dedicado  a la diosa Deméter, como ya hemos dicho; es posible que los iberos adoraran desde antiguo a una divinidad parecida a Deméter, y a ella asociaron al entrar en contacto con los griegos y romanos. Deméter es la diosa del ciclo de las estaciones (invierno-primavera, de la fertilidad de la tierra, muy importante para una sociedad agrícola, ¡tan importante ha sido la agricultura para el valle de Murcia desde hace tantos siglos!


El santuario funcionó desde el siglo IV a. de C, como un sencillo santuario sin templo y quizás con un rústico altar. En el siglo II a. de C. cuando los romanos llegaron, se edificaron las actuales estructuras del santuario, con un estilo de influencia griega. 
Se enterraron en su momento numerososs exvotos de bronce, algunos fueron descubiertos por frailes que habitaban en el cercano Eremitorio, los cuales al ver sus descomunales sexos, tomaron por demonios y mutiraron. Después de siglos de expolios, algunos de estos exvotos, felizmente, nos han llegado. Estos eran ofrendas de los fieles, y es posible que fueran fundidos en el mismo santuario, pues disponía de sus propios hornos, en la misma colina del santuario. El santuario se financiaba por la venta de estos exvotos a los fgieles que acudían desde los poblados cercanos, como el del Cabecico del Tesoro, situado monte abajo, en la pedanía de La Alberca. Podemos ver estos exvotos en el Museo arqueológico de Murcia, donde también se puede admirar  la cabeza de Deméter, la imagen más importante del santuario, la cual, no se sabe porqué fue decapitada y agredida de forma sacrílega sobre finales del siglo II, cuando fue destruido el templo.


Resulta curioso que la devoción de los murcianos de aquel entonces sea tan parecida a la que recibe hoy en día la Virgen de la Fuensanta (a pocos cientos de metros) y con una diferencia de 2.000 años, teniendo en cuenta las analogías entre la Virgen de la Fuensanta y la Deméter adorada en el Santuario de La Luz.